4 mar 2008

CUADERNO ROTO











SANCHIS GIRBÉS

Romper un cuaderno requiere un esfuerzo. No es fácil… Una cosa es desgarrar una cuartilla y otra un cuaderno. Solamente una vez se ama en la vida y solamente una vez lo he intentado… y logrado. Es decir, solamente una vez lo he roto, pero no del todo… Porque lo roto (como el descosido) tiene voluntad de arreglo, de pasado quimérico y morriña. En cambio, lo calcinado por el fuego se diluye en memoria y acaba por no ser ya ni recuerdo. Los escritores quemamos lo que no amamos y rompemos lo que queremos.

Enredado, pues en la red de mis tinieblas, he encontrado un cuaderno roto escrito al alimón por una Penélope en zozobra y un Ulises hastiado de los mares… ¿Quién espera a quién?... Nunca se sabrá, porque también el regreso es una espera. Una desesperada espera. Una vez yo regresé a un pueblo y quien buscaba ya no era quien buscaba, como tampoco ero yo Juan para quien esperaba. Sin embargo, éramos uno y una en el entramado de la noche. Entonces escribía la última página del cuaderno sagrado que empieza por el final, así nunca se sabe si es que ha terminado o que la historia comienza. Es lo que, de alguna manera, hacía Azorín: levantarse a las 12 de la noche para que nadie supiese si madrugaba o trasnochaba.

Pero romper un cuaderno, como digo, no es decisión apocalíptica y fatal, sino un desgarro del corazón, un infarto, una angina, una arritmia severa y asfixiante…. Nada puede compararse en su dolor a la rotura de una obra escrita en un cuaderno. Ya lo decía mi admirado maestro don Camilo: “para escribir, siempre mejor un cuaderno, porque las cuartillas se desparraman y uno puede volverse loco buscando y rebuscando”. Y así lo hizo también mi otro gran profesor, Josep Pla, en ese maravilloso Cuaderno gris, que tanto queremos los que no tenemos más que tinta entre los dedos. Y también Saramago en Lanzarote, y José Hierro en Nueva York. Hemos escrito y amado cuadernos todos los que tenemos alma de cántaro… roto… y más aún en esta fuente donde ahora abrevamos…

Porque, ya digo, en mi noche oscura de cada día voy leyendo el cuaderno roto y encontrado mientras suena, melancólica y onírica una pavana de F.T. Y porque yo sólo soy un hombre que lloró cuando se fue don José García Nieto. Un niño diluido en las páginas madre de La Estafeta Literaria, una revista asociada a mi ser, igual que el café Gijón, que metió en la médula de mi sangre el roto de mi dolor. Y se lo debo a Juan Emilio Aragonés, un hoscense de nombre hermano que yo quería mucho cuando, también yo, era aspirante al Juan Emilio Sanchis Girbés que soy ahora. Entonces escribía en unos cuadernos ferroviarios, de dos raíles, que llamaban Rubio, según fuerzo los recuerdos… Todo el saber se sabía en una enciclopedia, nada volteriana, que empezaba en Viriato y acababa con el Caudillo. Sin embargo, aprendí a leer con el Quijote y me enamoré de Dulcinea. Y desde entonces, Dulcinea…, siempre Dulcinea, siempre encantada y… creo que jamás hallada…



Ahora, pues, con la cabeza rota como un cuaderno en sí contradictorio, leo páginas de añoranza de una Lucía que se va y deja a Ulises esperando, y unos zapatos rojos de poetisa metida a prostituta por falta de un amor correspondido. El cuaderno está roto, sin rencores, como mi cabeza en la angustiosa madrugada de este día sin fin y sin apenas esperanza…, que ya lo dijo Gloria Fuertes…:

… Y tu desigual cabeza rota en trozos,
inquieto insecto bello de ala loca
cambiante mar sin fin
a veces lago
o galerna sin calma
que devora,
a capricho el balandro
del último poeta.


…Porque el último poeta ya está muerto, pero dejó un cuaderno… Y está roto.


JUAN EMILIO SANCHIS GIRBÉS

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Publicado en “La Fuente Larga” 15 de Junio de 2007

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4 comentarios:

El pasajero dijo...

Vaya, me quedo sin palabras, en silencio ...

Anónimo dijo...

HUMILDAD DESNUDA…

Dolor sin sentido, Vacío impotente, Desorientación permanente…
Solo son algunos de los síntomas del anuncio de aquellas “Batas blancas”, las mismas que me asustaron hace un año menos dos días, solo que entonces ÉL, estaba allí, a mi lado, quitándome el miedo, más batallando con el suyo propio… y entonces gracias a ÉL te conocí.

Frente a mi una botella de vino, “Señorío de Orgaz”, cosecha del 2006… es un vino de las tierras de Castilla, un vino aceptable que abrí Noche Buena, ante la imprevista visita de Juan, de haber sabido que vendría habría estado frío y a punto, de haber sabido que sería la última botella que abriría para ÉL… de ese momento han pasado 73 días y sigo recordando su voz, su forma de hacer en todo… un todo tan complejo en ÉL.
Llegó con una camisa blanca muy bonita, siempre impecable y bien arreglado, (Su Mujer siempre lograba que fuese arreglado y limpio a pesar de que llevase la camisa por aquí o por allá, era su sello de bohemio) bueno yo con el pelo me metía alguna vez… traía como siempre su carpeta con cosas, cuadernos, notas, etc. Una cámara de fotos que me enseño, sabedor de mi afición a la fotografía, me contó lo qué le costó y cómo funcionaba, le hice un par de fotos con su hermano y otra persona, como siempre, a mi no me gusta salir en fotos ni tener protagonismo alguno. Quien me iba a decir que sería la última foto que yo le iba a hacer…
En el momento supimos que estaba ingresado, te llamé y bajamos… el resto lo hemos vivido juntos, todos, cada cual en sus formas llevábamos el miedo, las esperanzas y al final… el final…

…Sigo mirando una botella de vino, desde hace 56 días cada vez que veo esta botella me niego a pensar que no volverá a terminarla, no tengo valor para tirarla, no bebemos y no se que hacer con una botella de vino, que al igual que su vida, aún faltaba buena parte por consumir… posiblemente, la mejor parte

Hoy leo tu nuevo blog, vuelvo a leer “DON QUIJOTE” Esto me inquieta, me hace recordar vívidamente los momentos amargos en que Juan se nos fue, han pasado 56 días y ahora, AHORA… solo queda la lucha del día a día, tratar de encajar todo, sabiendo que no tiene vuelta atrás y yo quizás debería beber todo el vino que queda y embriagar sentimientos para que no duelan… en dos días hará un año que ÉL estaba a mi lado con su hermano muy delicado, en dos días de nuevo resultados inquietantes, esta vez sin ÉL… haciendo frente a un dolor mudo, seco y frío.

PARA TI…
Deseo que esto sea un comienzo, una nueva andadura en la aventura de escribir, el plasmar sentimientos, colores, situaciones, olores, nuevos atardeceres y muchos amaneceres, te deseo fortaleza y lucidez… ahora también tu emprendes un vuelo… Mi Dulce Campanilla, vuela alto, vuela libre y que llegues siempre donde tu desees… sabes que en tu equipaje llevas a tu maestro, no existe mejor compañero de viaje.
Te quiero y te admiro.
Te admiro y te quiero.

E.


pd- La hora y fecha es:
06/03/2008 A LAS 08:10'

Anónimo dijo...

LOS POETAS NUNCA MUEREN...

Anónimo dijo...

...Y tu desigual cabeza rota en trozos,
inquieto insecto bello de ala loca
cambiante mar sin fin
a veces lago
o galerna sin calma
que devora,
a capricho el Balandro
del último poeta.

Sólo tú, puedes recomponer el cuaderno roto, sólo tú, puedes lograrlo.