1 ago 2010

El Silencio del Violín























PICASSO



Violín, madera noble, color caoba, huelo a barril nuevo; mi cuerpo aparentemente de mujer, es atravesado de principio a fin por un mango elegante que finaliza en una voluta magnífica. Con la barra armónica que poseo −diapasón, puente y cordal hacen de mí un instrumento sublime− y acompañado del arco que se erige a mi lado, soy capaz de crear con cuerdas orgullosas los sonidos más emotivos y extraordinarios que oídos y mentes inteligentes puedan exigir.

De entre el amplísimo escaparate humano que presencio todos los días −hombres, mujeres, altos, bajos, gruesos, manos finas, oídos agudos, voces potentes, miradas interesantes, sonrisas enigmáticas− la elegí a ella, pequeña y frágil como una niña, sin dotes artísticas ni talentosa; pero yo la elegí. Y lo hice por un motivo especial, por silenciosa.

Receptivo a la par que soberbio, tengo algunos sentidos similares a los humanos como mis oídos en forma de efe. Si mi decisión se hubiese basado en el sentido de la lógica, habría escogido a alguien más dotado y con mayor potencial, pero soy un violín, tengo alma; con ella me abro paso hacia la mujer silente.


Ella me observa en nuestra soledad y me teme como a los desconocidos. Sabe que sin nuestra unión absoluta, ninguno alcanzaremos a ser plenos y no confía en sus pequeñas manos. Me llama. Eso me gusta. Tengo nombre, el mejor, y así comienza nuestra amistad, que para gestar y perdurar hay que sembrarla y mimarla como la rosa germina del rosal, medrando en tierra húmeda.


Imaginamos ambos, los prodigios que seríamos capaces de contar…


“La alborada emerge en color azul añil y se eleva magnificente sobre el mar susurrante, la brisa suave suena dulce y alegre, y se aleja hacia los prados verdes con manantiales índigos como el cielo, chapoteando sus surtidores bulliciosos. La luminosidad se extiende como un manto, dando color a la vida y sugiriendo amores vivaces, estruendosos y pasionales con aroma y sabor a hierbabuena”.

Silencio.


“Llueve. Lágrimas frías. Una eclosión advierte la tormenta y el rojo ardiente estalla como fuegos artificiales, con la furia eléctrica de la confusión de tonalidades unida al dolor de los amores imposibles y desengaños fatales, finalizando en un deceso negro sangriento como el perfume penetrante de la muerte”.

Silencio.


“Caminamos sobre el verdor de la hierba, la melancolía nos transporta con pies desnudos y húmedos por caminos inciertos. Melancolía, dulce melancolía de gorjeo de pájaros sobrevolando nuestras manos entrelazadas por el amor verdadero. Suena la serenidad turquesa, la felicidad rosácea y la paz blanca de fragancia transparente”.

Silencio.



Paciente con esta mujer esfinge que ya es mía, que me acaricia con manos torpes, manos amigas, manos honestas. Infinitamente paciente, pues la amistad requiere del adobo del tiempo para ser eterna. Respeto sus silencios que hablan en ocasiones más, que las palabras.


Mujer hermética, algún día te desvelaré mis secretos, pero antes tendrás que confesarme los tuyos, porque los secretos siempre van envueltos en papel de regalo; de regalo de silencio de colores.

Silencio.



SALUT NAVARRO GIRBÉS

"SILENTES"
ED. VERSOS Y TRAZOS


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1 comentario:

Mayela Bou dijo...

Que maravilla...
el violín...
los recuerdos
y tu silencio...
Me gusta mucho tu blog!